No necesito de un millón de amigos, ni todo el dinero del mundo, ni
carros de lujo. No necesito de comodidades, ni de mujeres compradas para
dormir con ellas. No necesito de personas que me alaben solo por
interés. No necesito de un trago de cerveza que después me haga
arrepentirme de haber dicho o hecho algo incorrecto, ni de un cigarrillo
que al encenderse me mata sin pensarlo. Solo necesito de mis sueños,
esos que florecen con cada nuevo amanecer.